Dom. Jun 30th, 2024

Dingo Wollobolf

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De estupidez ilimitada, esta grotesca forma de vida surgida de algún barrio capitalino, carente de cualquier atisbo de ética, profesionalidad y moral es, obviamente, el creador de esta revista inmunda y rastrera que no serviría ni para limpiarse el culo con ella (con su antigua versión en papel, claro).

Como les iba diciendo, este desperfecto de andares simiescos e ininteligible vocalización es el claro fruto de una sociedad en constante decadencia que, con dicho engendro, parece haber llegado al tope de su involución. Lamentable desde el infortunado día de su nacimiento, no ha hecho absolutamente nada destacable en su vida y parece que, al fin, se le ha ocurrido algo para seguir por el mismo camino.

Odiado por todos, recluido en una torre de marfil sin baño y bordeando la locura, pasa las 24 horas del día en plena oscuridad, escuchando baladas de Glenn Medeiros y escribiendo chorradas para La Loboteca que no harían gracia ni al mismísimo público del un, dos, tres. 

Diagrama de capacidades neuronales de Orlsen- Waztimzky, cedido por el doctor especialista en diarrea vaginal Scooby Sánchez

 

                                                                                           Dingo Wollobolf

 

 

 

 

 

 

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