Mar. Jul 2nd, 2024

Gertrudis Packman vs Romina Lancaster-McQueen

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El detective Gertrudis Packman llega al lugar de los hechos media hora tarde porque estaba entretenido con su crucigrama favorito, “Nombres de mimos famosos“. Se abre paso entre la multitud de periodistas, paparazzis, vecinos, curiosos, ciclistas, funcionarios, curas beodos y actores de culebrón en paro. Entra en la habitación, donde se encuentra a un anciano de unos 127 años, ¡viejunoooooooooooooo!

G.P – Hola buen mozo. Según mis informes, su nombre es Romina Lancaster-McQueen.

ANCIANO – No.

G.P – Y vive en la calle legumbres marineto número cero coma tres.

ANCIANO – No.

G.P – Veamos señor Romina…

ANCIANO – No me llamo Romina.

G.P – Bien, señor Romina, ¿dónde estaba usted cuando aconteció tan horripilante crimen?

ANCIANO – Qué crimen.

G.P – ¡Ajá, se ha metido usted mismo en la trampa!

ANCIANO – Qué trampa.

G.P – Le he dicho que se había cometido un crimen en esta casa, y usted lo ha admitido todo.

ANCIANO – ¿El qué?

G.P – No trate de engañarme con todos esos tecnicismos médicos. Las pruebas contra usted son indisolubles.

ANCIANO – ¿Qué?

G.P – Ahora que ya ha confesado, dígame, ¿cómo sucedió todo? ¿por qué tuvo que hacerlo?

ANCIANO – ¿Hacer qué?

G.P – Entonces, admite haberlo hecho por celos.

ANCIANO – ¿Qué?

G.P – Bueno, creo que no vamos a llegar a nada de esta manera. Enfoquémoslo de otro modo. A ver, señor Romina, ¿dónde estaba usted cuando aconteció tan horripilante crimen?

ANCIANO – Está enfocándolo de la misma manera. Incluso la pregunta está repetida textualmente.

G.P – Mmmmmmm. No ha contestado la pregunta. O sea, el que calla otorga.

ANCIANO – ¿Qué se supone que otorgo?

G.P – El dónde estaba usted cuando aconteció tan horripilante crimen.

ANCIANO – Si hubiera dicho un lugar…pero no he dicho ningún lugar, eso no es otorgar nada.

G.P – O sea, admite haber estado en algún lugar.

ANCIANO – No.

G.P – Bueno, señor Romina.

ANCIANO – No me llamo Romina.

G.P – Parece que estamos perdiendo el tiempo. ¿Está tratando de proteger a alguien con su silencio?

ANCIANO – Sí.

G.P – ¿A quién?

ANCIANO – ¿A quién qué?

G.P – ¿Dónde estaba usted cuando aconteció tan horripilante crimen?

ANCIANO – ¿Qué?

G.P – Perdón. ¿A quién trata de proteger con su silencio?

ANCIANO – A nadie

G.P – Acaba de decir que sí, que está tratando de proteger a alguien con su silencio.

ANCIANO – Pero ahora me he acordado de que no.

G.P – Mmmmm. ¿Dónde estuvo anoche desde las 23.51 hasta las 23.51?

ANCIANO – Ha dicho exactamente la misma hora al comienzo y al final.

G.P – ¿Dónde estuvo anoche desde las 23.51 hasta las 22.28?

ANCIANO – La hora de comienzo no puede ser más tarde que la hora de finalización.

G.P – O sea, ¿que reconoce que las 23.51 es más tarde que las 22.28?

ANCIANO – No

G.P – Mmmmm. Dónde estaba usted a la hora del crimen?

ANCIANO – No lo sé.

G.P – Aún no le he dicho a qué hora fue el crimen.

ANCIANO – ¿Qué crimen?

G.P – El crimen del cuál estamos hablando.

ANCIANO – No sé de que me habla.

G.P – Claro, claro. Y por eso admite que estaba a esa hora en algún lugar.

ANCIANO – Yo no he dicho eso.

G.P – ¿Y qué ha dicho?

ANCIANO – Que no lo sé.

G.P – Pero, en algún lugar estaría, ¿no?

ANCIANO – ¿Cuándo?

G.P – A la hora del crimen, ¡coño!

ANCIANO – Pues justo a esa hora no estaba en ningún sitio.

G.P – Todos estamos en algún sitio siempre.

ANCIANO – Sí.

G.P – ¿Y bien?

ANCIANO – Psss, normal. He estado mejor.

G.P – Bueno, por las malas no ha funcionado. Ahora ya me ha puesto de buen humor. Así que no le molesto más señor…

ANCIANO – Romina.

G.P – Eso, señor Romina.

ANCIANO – No me llamo Romina.

G.P – Bueno…vaya con dios.

ANCIANO – Soy ateo.

G.P – Pues váyase a tomar por el puto culo.

ANCIANO – Vaya con dios.

La tarde se torna apacible, el infalible Gertrudis Packman ha vuelto a resolver un crimen, al parecer motivado por las drogas, o por los celos, o por ajuste de cuentas o, qué sé yo, si no me he enterado de nada.

La figura de nuestro singular detective se pierde al final de la calle, con la puesta del sol. Se gira y mira hacia atrás, trata de hacer un gesto de complicidad al espectador, cuando se da cuenta de que esto es una historieta escrita, no hay cámaras.

PAAAAAAAAAAAAAAAACCKMAAAAAAAAAAAAAANNNNNNNNNNN

Hombre-bala del circo Ruso Peláez, al que acudió Gertrudis cuando tenía la tierna edad de 48 años, by Ujpest Fretare

Dingo Wollobolf

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