Mar. Jul 2nd, 2024

Botellas a la mar

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Dos náufragos se botelleaban desde hacía meses. Una tarde de junio él decidió hacer una balsa y flotar hasta la isla de ella. Lo consiguió a pesar de la marejadilla norte con rachas de viento del sur de componente oeste (infinitos hombres del tiempo mal asimilados). Cuando se vieron, todo fue algarabía y música disco. Y pasaron los días de arena, mar y selva tropical. Como en Supervivientes pero sin nominar a nadie. Y ella comenzó a ver atractiva la barriguita del ocaso que él portaba con cierto carisma. Y él tuvo sueños húmedos por culpa de la oreja derecha de ella, digna de una foto retocada. Retozaron. Se veía venir. Y vivieron la vida del naufragiado con naturalidad y con, por supuesto, bastante chill out.

Se llevaron un susto cuando los fueron a buscar, aunque luego sintieron un subidón considerable. Parecido a cuando por fin te acuestas, después de un día inmortal, y piensas «osssssssss». O quizá: » ayayay …osssssssss». Les dieron un piso, se hicieron famosos. Se hicieron más famosos que Crusoe, y bueno, imagínate comparado con Viernes, que es como Robin pero en chico. Es un Vierbin. Bueno, no sé. Dieron entrevistas, participaron en concursos, fueron estrellas invitadas, sufrieron cámaras ocultas y cámaras pistosas. Pasaron de la contemplación a ser contemplados. Del tiempo eterno al momento compacto, cada uno enredado en sus horarios. Una noche, él llegó a la casa y en el pasillo encontró una botella. Había un mensaje en su interior. Motivado, comenzó a construir una balsa…

 

 

Suarz

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