Mar. Jul 2nd, 2024

El mogwaiz 2.0

2 minutos de lectura

Sin más recuerdos que el haberse sentado en aquella banqueta junto al jarrón sin la flor, Grüyer Frogüis, caballero de la corte de los lumpinascetas solo quiso resetear desde el día que desapareció la sonrisa de su tez, apenas varios años antes, si el ritmo de la lectura no fuera el adecuado. Luego todo apareció fucsia e iluminado por almendras ricas en fósforo y bajas en sal. Almendras al fin y al cabo.

La música se hizo presente y, sin que la notáramos, Valerie Ducroix engarzó una retahila de candentes y chispeantes ritmos de soul pernoctante, abrumó a la estancia con el merodeador de turno, giró la armonía vital de los audiópatas y sonaron los maulladores, los ladradores, los rebuznadores, los balbuceadores, y los radares afinaron su respuesta. Sabiendo que quedó todo en agua de borrajas, como el nuevo fango que se venía a tragar debido al sable de la sutura sutil de la opresión ignota, Grüyer se incorporó para ir yéndose. No tuvo más que abonar al tabernero su ingesta variopinta y arrancarse una sonrisa cómplice para la srta. Ducroix por alegrar la velada a través de su tesitura vocal. ¡Porca miseria y buenos alimentos! – dijo para sus adentros. ¡Hasta luego! – vociferó el guardián del Mogwaiz, a la vez que daba su primer paso en la calle.

Jukebox Feelings, by Dímas Glüstis Farola

Una vez fuera del local, las sombras de la oscuridad se tornaron abiertas, pizpiretas y sonoras. Recordó que la norma es que es lo que parece y parece que la sal de las almendras ya hizo su efecto. Se desorientó, las calles huían de Grüyer a la vez que lo contenían y decidió empezar a aligerar el ritmo para llegar a la estación del suburbano, ya que lo persiguieron unos moscones noctambultecos hasta aquí o hasta acá pero todo en menos de un cuarto de hora de esos de los que sobran cinco minutos.

¡Escapé loco! – susurró al bajar las escaleras. Si alguna vez lees esto, cuenta que mientras la historieta anarcoabsurda queda patente sobre esta página, nos gustaría que brotaran fuentes de aguas potables y con propiedades reconstituyentes para todos aquellos que no pueden beber. Millones de ellas, fuentes de nuestro bien más necesario, pero eso es harina de otro Quetzal.

Humperdei Glustis Ars, Turronero anacarado y pescadero salpimentoso

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