Mar. Jul 2nd, 2024

La feliz familia de La Loboteca, una estrellita quejica y una enfermedad cardiaca llamada Amor

4 minutos de lectura

Dr. Dolor: Soy uno de los dibujantes de La Loboteca; por razones de seguridad entenderá que no puedo darle mi verdadero nombre. Estoy corriendo un gran riesgo al ponerme en contacto con usted. Tengo la esperanza de que mi mensaje pase desapercibido a los editores de esta revista, pues es sabido que al ver tanta letra junta nadie se detiene nunca a leer esta sección. Por favor, necesito su ayuda, mi situación es desesperada. Me tienen encerrado en un sótano de 2 x 2 metros sin ventilación, dibujando sin parar, con una bombilla colgando del techo y unos altavoces estridentes que no dejan de emitir a todas horas el “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo en versión tecno-trance. Mi único sustento son un par de rodajas de chopped y unas repugnantes galletitas integrales que alguien me pasa una vez al día bajo la rendija de la puerta (eso, cuando entrego mis viñetas a tiempo; si no, lo único que me pasan son cartones de pizza para que los chupe). Bebo mis propios orines para sobrevivir y he perdido la noción del tiempo. De vez en cuando se abre la puerta y entra un señor muy grande cubierto con pasamontañas que me pega y me dice que soy un vago de mierda, que no me estoy esforzando y cosas así. Pero lo peor no son los castigos físicos. Lo peor es la soledad. Menos mal que tengo a las cucarachas; ellas son mis amigas y me comprenden. Sé que nunca saldré de aquí. Lo único que le pido, Doctor, es que se ponga en contacto con mi familia y les diga que les quiero y que yo no tuve nada que ver con ese incendio en la Asociación de Padres Separados de Telde. Nunca se pudo demostrar nada.

kepahernando@estonoesvida.es

¡Jajaja, querido Kepa! Reconocería tu peculiar sentido del humor en cualquier parte. El hecho de que hayas decidido interrumpir tus largas vacaciones para escribir a esta sección demuestra la franca camaradería que reina en esta nuestra querida revistilla. Qué buen tipo eres, Kepa, cómo lamentaría que a ti, precisamente a ti, te ocurriera un accidente. Por cierto, creo que en dirección querían hablar contigo de unos asuntillos sobre el tema contractual o nosequé. Ahora mismo, el Sr. Lobo y unos amigos suyos están yendo para allá a hacerte una visita. Dales un cordial saludo de mi parte.

 

 

 

Estimado Doctor: Le escribo porque creo que estoy siendo víctima de acoso laboral. Cuando llego al trabajo noto que nadie se fija en mí, que nadie me hace caso. Yo intento esforzarme cada día más, hacerlo lo mejor que sé, pero mis compañeros me ignoran, nadie reconoce mi sacrificio y mis méritos, y siento que no se me paga como merezco. No sé si es porque soy extranjero. Pero lo peor es al terminar la jornada, cuando toca entrar en el vestuario para cambiarse, mis compañeros se ríen de mí y del tamaño de mis atributos masculinos hasta hacerme llorar, me azotan las nalgas con toallas mojadas y me echan cosas asquerosas por el pelo, cosas que prefiero no saber qué son. Y luego, encima, cuando salgo a la calle, la gente murmulla y me señala con el dedo. Lo único que pido es comprensión y un poco de cariño.

cristianoronaldo@estoutristinho.com

 

 

Querido Cristiano: Por tu carta deduzco que trabajas como “go-go”, “boy”, “stripper”, socorrista o cualquier otra profesión propia de afeminados. Te diré, en primer lugar, que el dinero no es lo más importante en la vida, lo importante es que te quieran. Como a ti no te quiere nadie, creo que haces bien en considerarte un desgraciado, más que nada porque lo eres. Respecto al tamaño de tus atributos viriles, que supongo irrisorio, no debes preocuparte por eso. Para el futuro que te espera después de que te despidan (algo que ocurrirá ya mismo, si hay justicia en este mundo), que consistirá básicamente en chupar pollas el resto de tu vida, esa cuestión es irrelevante. Y en cuanto al maltrato, sé que te gusta, así que menos lloros, nenaza. Un saludo, espero haberte sido de ayuda.

Visca el Barça.

 

 

Apreciado Doctor Dolor:

Doctor, he conocido a una chica. Ella es increíble. Divertida, espontánea, cariñosa, y está más buena que un bocadillo de ostras. Siento una especie de hormigueo en el estómago cada vez que mira y se me acelera el corazón. ¿Cree usted que podría ser amor? 

untipofeliz@lavidaesbella.com

 

Eso va a ser cáncer, amigo. Hágaselo mirar.

En fin, amigos, esto ha sido todo por hoy. Espero que tengan una buena semana, plena de angustia, flagelo y autocompasión. Un fuerte abrazo de su gurú, guía y líder supremo, su querido Doctor Dolor.

 

 

El Gran Kepowski

Más historias

1 minuto de lectura
1 minuto de lectura
2 minutos de lectura